domingo, 1 de mayo de 2016

Animales abandonados.

Cuando alguien habla de animales abandonados, lo primero que las personas piensan es en esos animales que dejan en montes, gasolineras, cubos de basura, etc. Pero lo que no se nos ocurre pensar, es que hay diferentes formas de abandono de animales. No necesariamente, para estar abandonados, tienen que estar en la calle, solos y sin un hogar.
Hay muchos animales que si tienen hogar, pero que son abandonados día a día por sus dueños, unos dueños que se pegan días sin pasar por casa para ponerles de comer o sacarlos a pasear, dueños que a pesar de estar en casa no les ponen de comer o de beber, dueños que tienen a sus mascotas al aire libre en jardines o balcones mientras llueve o hace mucho calor.
No sé si por suerte o por desgracia he llegado a vivir esta situación, muchos diréis que obviamente es una desgracia, pero en mi opinión tiene algo de suerte, ahora entenderéis porque, os voy a contar la historia de mi vida.

Mi historia empieza el día en el que un chico me compra como regalo para su novia, en un primer momento todo era muy bonito, me llevaban a la playa, donde conocí a una familia que me trataba increíblemente bien, jugaban conmigo y me cuidaban. Hasta que un día era relación se rompió y comencé a pasar días y días sola en un balcón con un pequeño jardín llorando y ladrando, después de varios días unos vecinos se cansaron de escucharme llorar y me envenenaron. Pasé 21 días ingresada en el veterinario de los cuales tan solo 1 día mi dueña vino a verme, el resto de días vinieron sus padres y sus hermanos.

Después de ese momento nos mudamos a un pequeño piso de santa cruz, donde estuve algunos meses en unos 2 o 3 metros cuadrados, compartiendo espacio con una lavadora y una secadora, sin comer, casi sin agua y atada.
Pasados unos días, vino de visita una familia a la que yo había visto en alguna ocasión, tanto en la playa como en mi otra casa, los escuche hablando sobre mí, vi a mi dueña preparar todas mis cosas y dárselas a la madre de la familia, entonces me soltaron, yo solo podía correr y jugar con la niña de la familia. Al ver que me ponían el collar y me sacaban a la calle no me lo podía creer, no sabía a donde iba pero estaba feliz por haber salido de ahí.
Los días siguientes comencé a vivir en una nueva casa, con nuevas personas que me cuidaban, jugaban conmigo y me querían. Después de 11 años sigo con ellos día a día llenando la casa de felicidad y alegría.

Tengo que decir que después de haber vivido todo esto, en un principio no me gustaba que me tocaran, comía muy deprisa para que no me quitaran la comida pensando en que no comería en varios días. Pero con el tiempo entendí que todo había cambiado y que ahora tenía a personas que cuidaban de mí y que nunca me dejarían sola.

Hace unos meses me puse muy malita, nadie creía que fuera a sobrevivir, pero a pesar de eso, ellos estuvieron ahí cada día llevándome al veterinario, dándome de comer, curándome y eso fue lo que me dio fuerzas para poder seguir adelante y para ahora estar mejor que nunca.

Por eso ahora miro atrás y pienso, que todo aquello fue algo bueno, gracias a eso pude encontrar a una familia donde no me tratan como una mascota o un juguete si no como un miembro más.


Realizado por: Nira Delgado Couto.

Imágenes: Elaboración propia.

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